domingo, 5 de abril de 2009

Y yo admiraba palabras tan dulces, tan tiernas, como temblabas pura y libre como una llama, como un río de mercurio, y olvidaba la belleza que esconde el día a día.
No pensaba cuánto me podía llenar un estás muy linda, un te quiero, un simple te extraño. No entendía que hacían falta también otras palabras.
Y cada día, a mi manera, tengo esa imagen que es mejor que todas tus imágenes, y veo que si nos mordemos el dolor es dulce, aunque no use las palabras de los poemas, aunque no piense que tuviéramos derecho a emplearlas.


(02.03.2009)

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