Te observo, no puedo evitarlo.
Tan angelical, tan asombrosamente tranquilo.
Qué pensás? Qué ves?
Dónde estás? Quién te acompaña?
Te desnudo.
Sí, da vergüenza admitirlo,
vos tan indefenso y yo desnudándote.
Te miro como nunca,
qué otra oportunidad tendré?
Me aprendo los detalles,
cada centímetro de tu ser.
Creo que sonreís, espero que sea por mi.
Cuánto deseo estar donde estás vos!
A dónde te fuiste?
Y ansío que despiertes, que me beses,
que desayunemos y me cuentes tu sueño.
Como siempre, yo no dormí,
me desvelé mirándote, pensándote.
Y, como siempre, te mentiré:
te diré que me quedé leyendo,
escribiendo, estudiando u ordenando.
Pero paso cada noche pensándote,
mirándote,
queriéndote,
esperando estar donde vos.
(22.04.2009)
[cómo cuesta escribir así! ya va a salir]
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