lunes, 17 de octubre de 2011

I

Después de infinitas vueltas decidió dejar de pedalear y tirarse al pasto. Se suponía que serían días grandiosos, que las cosas estarían mejor que nunca. Pero ese vicio de querer siempre más la llevó de nuevo a presionar por de más. Porque sí, había mucha piel, mucha conexión, tanto código compartido. Pero, cada vez que intentaba que él le hable, de repente ella se convertía en un monstruo, en una espía. Una pregunta de más y se caía todo.
¿Por qué ella tenía que resignarse a la incomprensión? ¿Por qué tenía que conformarse con algo que no la satisfacía?
Siempre terminaba aceptando responsabilidades de más. Igual, ella tenía su culpa en esa: la culpa de querer más, de buscar ahondar en las personas hasta encontrar, en vez de la belleza y sinceridad que buscaba, el egoísmo que la alejaba. Tenía la culpa por buscar una reciprocidad que jamás encontraría.¿Debía darse por vencida o seguir buscando? El dilema de su vida.
Y cada vez que estaba por renunciar a todo, por decidir abandonar, algo la ilusionaba y la hacía seguir. Seguro, seguro, era para después terminar más frustrada. Pero no podía aceptar la pobreza de humildad de la gente que la rodeaba. Algo tenía que hacer, pero no sabía qué.

sábado, 15 de octubre de 2011

no a la inercia
si al sabor
la paz de sentirte a mi lado
de tener mi casa, tu pecho
mi lugar al que volver
mi musica que escuchar
mi bici pa andar
viento que me despierte




CRASH!





levantate y volvé a pedalear!
y tener la confianza suficienta, la fe, la convicción extrañísima de decir "está todo bien" y decirlo con firmeza, con ganas. Y todo eso para que el mismo día digas "ah, no, era una impresión". Siempre falla..

jueves, 8 de septiembre de 2011

Uno, por lo general, busca trascender. Somos tan egoístas que nos interesa que se nos recuerde, haber logrado algo que haga que sigamos existiendo, sin importar si eso hace sufrir a otro. Sin importar que nos perdemos la vida.
También buscamos ser únicos, ser especiales, ser LA persona, al menos para alguien. Pero con esas exigencias dejamos de ser persona especial, somos un peso.
Si pudiéramos simplemente dejar ser las cosas, disfrutar, gozar, descubrir, explorar, una nueva aventura a cada momento, una nueva vida a cada respirar.
Pero tenemos historia. Tenemos un pasado que pesa, pesa muchísimo. Un antes que nos marca. Tenemos familia, complejo de edipo, jardín, escuela, secundaria, barrio. Tenemos ese chico que nos gustaba y no nos dio pelota. Tenemos esa amiga que nos dejó de lado. Tenemos ese novio que resultó no ser lo que creíamos. Tenemos esa meta que nunca alcanzamos. Tenemos ese don que nos gustaría tener, pero somos malísimos en eso. Tenemos eso que no iba a terminar, pero se terminó. Y tenemos ese dolor de saber que recordamos que no iba a terminar, pero que el otro naturalizó como pasado y no piensa en recuperar. Y tenemos esos eternos traumas que combatimos, que luchamos con uñas y dientes, pero siguen ahí, dichosos fantasmas que nos acompañan, dejándonos solos, tan solos que los corporalizamos, les ponemos nombre y apellido, hasta tienen edad y profesión, y suelen ser de nuestro mismo género.
Tenemos fantasmas de papá y de mamá, esos que son tan fuertes que también generan fantasmas para nuestros amigos y parejas, y ahora son una sociedad de engendros en nuestra cabecita, gritándonos y ahuyentándonos de todos lados, diciéndonos que tengamos cuidado, hay que prevenirse del dolor.
Pero esos fantasmas se llaman Dolor, tienen tatuado el sufrimiento.
Pero nos acompañan, estamos encadenados.
Hasta cuándo vamos a dejar que nos controlen, que nos dominen, que ejerzan esa fuerza incomparable?
Y al final trascenderemos por ser unos enfermos que se dejaron controlar por las ataduras que nos pusimos solitos.

jueves, 9 de junio de 2011

cual es tu limite?
hasta donde estas dispuesto a llegar?
que es lo que buscas?
que es lo que realmente te importa?
cual es tu limite por amor?