Qué doloroso sentir cómo se me resquebraja el alma, cómo se escinde mi cuerpo, cómo voy quedándome sin aire mientras te alejás, fría indiferencia, rabiosa ignorancia-elección.
Voy cayendo, toco fondo. Vos esperás.
Retumbo, tumbada, fondo, confusa. Esperás.
Gimoteo, lagrimeo, grito débil. Esperás.
Herida, aturdida, agonizante. Me buscás.
Sólo atino a decirte una vez más:
"Dejá de cortarme
o
Dejá de curarme"
Tu sonrisa ya no me dice nada, te vi reír sin mí.
YO te vi sin mí y supe que no eras feliz. Lazos ficticios, terribles cadenas.
Sólo llego a susurrar, a suplicar, a rezar:
"Dejá de cortarme
o
Dejá de curarme"
[21.11.011]
lunes, 21 de noviembre de 2011
XI
Como un pequeño pájaro encerrado doy vueltas por la casa; espero. Sé que no vas a volver. Estarás con otra, con otro, ¿qué diferencia hay? Si deberías estar conmigo, compartiendo nuestros cuerpos, acariciándonos.
Pero no, hace mucho que perdimos eso. Si hasta las peleas se volvieron rutina.
Y no volvés. Las hroas han pasado y no tengo noticias tuyas. ¿Qué más da? Esto es lo que nos queda, amor: un nosotros borros, unas esperanzas rotas de fábrica, un nuevo último intento fracasado.
Me acuesto en la cama, deseosa de escuchar la puerta abrirse, con temor q cómo estés, con pánico de tus elecciones. Pero no volés. No creo que vuelvas.
Y llegás. Y me ignorás. ¿Para qué venís? Al menos con tu ausencia te puedo soñar. Pero venís y qué burda realidad la de vivir, sin guerra, sin paz.
[17.11.011]
Pero no, hace mucho que perdimos eso. Si hasta las peleas se volvieron rutina.
Y no volvés. Las hroas han pasado y no tengo noticias tuyas. ¿Qué más da? Esto es lo que nos queda, amor: un nosotros borros, unas esperanzas rotas de fábrica, un nuevo último intento fracasado.
Me acuesto en la cama, deseosa de escuchar la puerta abrirse, con temor q cómo estés, con pánico de tus elecciones. Pero no volés. No creo que vuelvas.
Y llegás. Y me ignorás. ¿Para qué venís? Al menos con tu ausencia te puedo soñar. Pero venís y qué burda realidad la de vivir, sin guerra, sin paz.
[17.11.011]
X
Había tanta confusión a su alrededor. Era extraña esa mezcla de certezas e incertidumbres sin sentido. Titubeaba. Buscaba. Encontraba. Dejaba.
Y en medio de todo ese circuito inentendible de amor, odio, lucidez, desconcierto, de esa esplendorosa tormenta, ella se iba abriendo camino, reinventándose, reinventando al mundo, aprendiendo sus capacidades, descubriéndose, comprobando que cada día es un enorme paso y que si sigue llegará.
Entendiendo que el problema no es caer, sino quedarse ahí.-
[15.11.011]
Y en medio de todo ese circuito inentendible de amor, odio, lucidez, desconcierto, de esa esplendorosa tormenta, ella se iba abriendo camino, reinventándose, reinventando al mundo, aprendiendo sus capacidades, descubriéndose, comprobando que cada día es un enorme paso y que si sigue llegará.
Entendiendo que el problema no es caer, sino quedarse ahí.-
[15.11.011]
viernes, 18 de noviembre de 2011
IX
De vez en cuando lo extrañaba. Otras veces pensaba que todo había sido su culpa, la engañó, le pintó rosas y le dio sólo espinas.
Ella quería simplemente ser indiferente. Pero él volvía a aparecer y tdo se desmoronaba a su alrededor, y ella le inventaba excusas para dejarlo en su pedestal, lugar al que nunca perteneció.
[06.11.011]
Ella quería simplemente ser indiferente. Pero él volvía a aparecer y tdo se desmoronaba a su alrededor, y ella le inventaba excusas para dejarlo en su pedestal, lugar al que nunca perteneció.
[06.11.011]
miércoles, 9 de noviembre de 2011
VIII
Se sorprendió retornando. Como una pequeña niña, se volvía a escudar en la ciega fe en él, fe ya perdida, fe que sabía errónea, en ese él ficticio que supo darle tanta felicidad, para luego hacerla sufrir tanto más.
Las lágrimas caían por sus mejillas, mientras se quitaba finalmente la sonrisa careta, el "estoy bien" máscara. Se iba a mostrar nuevamente, se animaría otra vez.
No, jamás volvería a ser la misma. No podría volver a creer como creyó en él. Algo le había enseñado: a resignarse.
Rompió sus canciones, desterró sus palabras, vistió su capucha y caminó directo al horizonte.
<04.11.011>
Las lágrimas caían por sus mejillas, mientras se quitaba finalmente la sonrisa careta, el "estoy bien" máscara. Se iba a mostrar nuevamente, se animaría otra vez.
No, jamás volvería a ser la misma. No podría volver a creer como creyó en él. Algo le había enseñado: a resignarse.
Rompió sus canciones, desterró sus palabras, vistió su capucha y caminó directo al horizonte.
<04.11.011>
VII
Todavía, a veces, me vuelvo a preguntar si me habré equivocado tanto o hubo algo que no supe ver. Todavía me intento explicar qué pasó por aquella época. Fue todo tan confuso. Nunca me habría imaginado que todo terminaría así. Y es tan real que aún no lo comprendo y, a veces, hasta creo que es un sueño.
¡Qué ingenua había sido! De una imagen creaba un largometraje. Veía brillos, magia, donde había sólo un inmenso vacío.
Y la decepción, siempre seguía la decepción.
¿Qué se creía que era? ¿Mejor que el resto? ¿Quién le daba derecho a ella, justo a ella, para frustarse por los demás?
<02.11.011>
¡Qué ingenua había sido! De una imagen creaba un largometraje. Veía brillos, magia, donde había sólo un inmenso vacío.
Y la decepción, siempre seguía la decepción.
¿Qué se creía que era? ¿Mejor que el resto? ¿Quién le daba derecho a ella, justo a ella, para frustarse por los demás?
<02.11.011>
domingo, 6 de noviembre de 2011
()
Glorioso salto mortal
Eterna inminencia
Sogas, nudos
Falsa reversibilidad
Temor, gimoteo
Estruendosa parálisis
Fetal autoabrazo
Triste autocomplacencia
<31.10.011>
Eterna inminencia
Sogas, nudos
Falsa reversibilidad
Temor, gimoteo
Estruendosa parálisis
Fetal autoabrazo
Triste autocomplacencia
<31.10.011>
VI
Se señalaban los unos a los otros. Se miraban, se juzgaban, se condenaban. Alguien, algún día, se tendría que rebelar. No podían vivir así por siempre. Tarde o temprano.. Así que decidió actuar, Lo analizó, dudó, se animó. Comenzó a ser ella misma, la escritora fracasada que jamás podría expresarse realmente.
<30.10.011>
<30.10.011>
sábado, 5 de noviembre de 2011
V
Era difícil comprenderla. Poco a poco se estaba dando a conocer; le costaba tanto. Todo lo que ella quería era una mano amiga que no la juzgue, que la acepte. Pero ella misma iba y venía en ese intento de ser esa persona.
"La gente juzga", pensó, "la gente es egoísta. ¿Y acaso yo no soy parte de eso?" Iba en camino a dejar de serlo, en el fondo lo sabía. Capaz alguien más iba hacia eso.
No podía aceptar tanto sufrimiento alrededor, tanto dolor, tanto esfuerzo en vano. Este era su lugar, pero se sentía perdida. ¿Y si no era este? ¿Dónde se encontraría su hogar, su familia?
Cada paso era más duro, y más satisfactorio.
Coraje.
<24.10.011>
"La gente juzga", pensó, "la gente es egoísta. ¿Y acaso yo no soy parte de eso?" Iba en camino a dejar de serlo, en el fondo lo sabía. Capaz alguien más iba hacia eso.
No podía aceptar tanto sufrimiento alrededor, tanto dolor, tanto esfuerzo en vano. Este era su lugar, pero se sentía perdida. ¿Y si no era este? ¿Dónde se encontraría su hogar, su familia?
Cada paso era más duro, y más satisfactorio.
Coraje.
<24.10.011>
viernes, 4 de noviembre de 2011
IV
Estallaba todo el tiempo. Eran días intensos, dinámicos, impredecibles. Ella igual.
Nadie comprendía lo que había vivido, todos tan ensimismados, tan egoístas. No entendía cómo el mundo había seguido girando si su vida se había detenido. Se sentía perdida, desorientada, hasta indignada. Solitaria. Sobrecargada. Chiquitita. Indefensa.
De repente todo era completamente intolerable, repelente, insoportable.
¡Qué bueno que aparecía una de esas poquísimas personas agradables, que ven al otro con ojos de afecto y ayudan a caminar sonriendo!
<21.10.011>
Nadie comprendía lo que había vivido, todos tan ensimismados, tan egoístas. No entendía cómo el mundo había seguido girando si su vida se había detenido. Se sentía perdida, desorientada, hasta indignada. Solitaria. Sobrecargada. Chiquitita. Indefensa.
De repente todo era completamente intolerable, repelente, insoportable.
¡Qué bueno que aparecía una de esas poquísimas personas agradables, que ven al otro con ojos de afecto y ayudan a caminar sonriendo!
<21.10.011>
miércoles, 2 de noviembre de 2011
III
¡Cuánta perversión rodeaba a mi ciudad! ¡Qué hipócrita y cruel es este mundo!
Ya nada sería suficiente para ninguno de los que atravesamos esa época desgraciada. Con la espalda desgarbada, los brazos caídos y los ojos resecos, caminaríamos nuestro desierto, sin encontrar la tierra prometida, disfrutando brevemente cada oasis para seguir con aún más sed.
¡Esa maldita ambición de felicidad!
Estábamos rodeados. Nos atacaban en la tele, en el cine, en la radio, en la calle. La ropa, la música, todas eran armas letales. No había forma de escapar de ese caos comercial que nos carcomía el corazón mientras comprábamos cuerpos y proclamábamos propiedades.
<16.10.011>
Ya nada sería suficiente para ninguno de los que atravesamos esa época desgraciada. Con la espalda desgarbada, los brazos caídos y los ojos resecos, caminaríamos nuestro desierto, sin encontrar la tierra prometida, disfrutando brevemente cada oasis para seguir con aún más sed.
¡Esa maldita ambición de felicidad!
Estábamos rodeados. Nos atacaban en la tele, en el cine, en la radio, en la calle. La ropa, la música, todas eran armas letales. No había forma de escapar de ese caos comercial que nos carcomía el corazón mientras comprábamos cuerpos y proclamábamos propiedades.
<16.10.011>
II
Él ya conocía sus límites, y no tenía ningún inconveniente en tirar y tirar hasta sentirla crujir, para ahí darle un respiro y luego continuar tirando.
Cada vez las cosas llegaban más lejos. Las líneas se fueron estirando, desdibujando. Primero fue la verbal, después la física y por último la moral. (...)
Él estaba seguro; ella también. Ambos, de que el otro mentía.
¿Hasta cuándo seguiría esa enfermiza relación plagada de temores, sufrimientos y secretos? ¿Acaso no eran capaces de quererse bien, quererse lindo?
Todo dolía tanto por aquella época. Ahora es peor, duele menos porque estoy acostumbrada y resignada. ¿Seré yo, será él, seremos nosotros? Ya no sé si podríamos estar sin esos "pequeños vicios" que tiene nuestra relación.
A veces pienso en desvanecerme, quizás drogarme mucho y tirarme a un río, o atarme a la cama hasta morir. No decido si prefiero que sea de día o de noche. Un amanecer otoñal estaría bien.
<16.10.011>
Cada vez las cosas llegaban más lejos. Las líneas se fueron estirando, desdibujando. Primero fue la verbal, después la física y por último la moral. (...)
Él estaba seguro; ella también. Ambos, de que el otro mentía.
¿Hasta cuándo seguiría esa enfermiza relación plagada de temores, sufrimientos y secretos? ¿Acaso no eran capaces de quererse bien, quererse lindo?
Todo dolía tanto por aquella época. Ahora es peor, duele menos porque estoy acostumbrada y resignada. ¿Seré yo, será él, seremos nosotros? Ya no sé si podríamos estar sin esos "pequeños vicios" que tiene nuestra relación.
A veces pienso en desvanecerme, quizás drogarme mucho y tirarme a un río, o atarme a la cama hasta morir. No decido si prefiero que sea de día o de noche. Un amanecer otoñal estaría bien.
<16.10.011>
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