miércoles, 17 de junio de 2009

Ese día, al despertarme, algo había cambiado.
Los muebles seguían en su lugar, el sol alumbraba como siempre, dormías a mi lado, cosa que ya no era novedad, y algo se sentía distinto. Me quedé acostada, mirándote dormir y pensando.
Después de un rato te despertaste. Abriste esos ojitos brillosos, me sonreíste, me diste un beso y fuiste a preparar el café con leche y galletitas de siempre.
Cuando bajé a desayunar, te vi en la cocina agarrando las mismas tazas de todos los días y comprendí.
Esa no era mi casa, era la tuya. Pero era mía.
Porque donde esté con vos, ahí va a ser mi casa.
Porque puede ser que no seas algo nuevo para mí, que conozca tus lunares, que entienda tu caras y que sepa què vas a opinar sobre lo que diga (incluso sobre esto), pero me sorprendés igual.
Porque te quiero y ya no siento que deba callarlo, actuar ni fingir nada.
Porque te quiero y mi casa es con vos, porque tu café sabe más rico y mis mañanas tienen más color cuando te doy un beso al despertar.

(14.06.2009)

1 comentario:

Mayraa dijo...

te quiero, te quiero de una forma increible
y te extraño más aún..

ME ENCANTAAAAAA COMO ESCRIBISSSSSSSSS